El otoño trae consigo una energía distinta. Los días se acortan, el aire se vuelve más fresco y muchas veces nos dan ganas de refugiarnos en casa con una taza caliente entre las manos. Es una estación que invita a la pausa, pero también puede ser una oportunidad hermosa para seguir en movimiento desde un lugar más consciente y amoroso con nosotras mismas.

Encontrar motivación cuando bajan las temperaturas

Cuando el frío se instala, es fácil caer en la tentación de quedarse quietas. Pero moverse no tiene que ser un esfuerzo enorme ni una exigencia más en la lista de pendientes. La clave está en conectar el movimiento con el bienestar, en verlo como un regalo que nos damos y no como una obligación.

Algunas formas de motivarte

✔️ Hacelo acogedor: Armá un rincón cómodo en casa para moverte, con una manta cerca y luces cálidas. Si salís, vestite en capas para no sentir el frío como un obstáculo.

✔️ Buscá el disfrute: No se trata de “cumplir” con una rutina, sino de encontrar lo que te haga sentir bien. Tal vez es bailar un rato en el living, tal vez es una caminata tranquila escuchando tu música favorita.

✔️ Recordá cómo te sentís después: En esos días en los que cuesta arrancar, pensá en la sensación que queda en el cuerpo después de moverte. Ligereza, energía, claridad… Eso también es parte del hábito.

Rutinas cortas para moverte sin esfuerzo

Si la idea de hacer ejercicio te abruma, empezá por lo simple. No es necesario dedicar una hora entera ni salir de casa. Acá van algunas ideas:

✔️ 5 minutos de estiramientos al despertar: movimientos suaves para despertar el cuerpo y sacudir la rigidez de la mañana.

✔️ 10 minutos de movimiento en casa: pueden ser ejercicios de movilidad, una mini rutina de fuerza o incluso saltar la soga para entrar en calor.

✔️ Caminatas con propósito: aprovechá cada excusa para caminar. Bajate una parada antes, salí a hacer las compras a pie o simplemente regalate una vuelta por la plaza.

✔️ Bailar sin pensar: poné una canción que te encante y dejá que tu cuerpo se mueva como quiera. No hay forma “correcta”, solo el placer de soltar el control.

Escuchar el cuerpo: moverse con amor y no por obligación

Cada estación nos invita a algo diferente, y en otoño el cuerpo nos pide otro ritmo. Tal vez en verano sentíamos ganas de entrenar con intensidad y ahora necesitamos algo más suave. Y está bien. Lo importante es no forzarnos a seguir un ideal rígido, sino aprender a escuchar lo que realmente nos hace bien en cada etapa.

El movimiento no se trata de cumplir, sino de disfrutar. De honrar lo que somos hoy, con la energía que tengamos y las ganas que aparezcan. Así que este otoño, regalate momentos de movimiento amoroso. Tu cuerpo y tu mente te lo van a agradecer.